Han pasado varios años desde que en el 2011 la Industria de los bioestimulantes agrícolas decidiera fundar lo que hoy conocemos como el Consorcio Europeo de la Industria de los Bioestimulantes (EBIC).
A la fecha se han desarrollado ya tres congresos mundiales por AG, los cuales cada vez son atendidos por una mayor cantidad de participantes. La afluencia incluye personas de la academia, de empresas de investigación, desarrollo, producción y distribución, y representantes de los sectores agrícolas de avanzada.
Como sabemos, los bioestimulantes agrícolas han venido siendo estudiados, evaluados y aplicados principalmente en la Unión Europea. Es hasta ahora que se observa un creciente interés por dicha tecnología por parte de la industria y la agricultura de los Estados Unidos y de Latinoamérica.
La investigación científica se ha enfocado en el desarrollo de las respuestas a las inquietudes de los sectores, en el sentido de que podamos realmente comprender cuál es el efecto sobre las plantas de aquellos productos que consideramos como bioestimulantes. Muchos de ellos con años de ser utilizados, de ver sus efectos, pero que hasta la fecha no se conocía con profundidad científica cuáles son sus mecanismos de acción.
Lógico es tratar de comprender cómo productos que son utilizados en dosis relativamente bajas presentan efectos sustanciales en el crecimiento, la salud y la productividad de los cultivos. En este sentido, a la fecha existen muchos técnicos y agricultores que aún hoy les cuesta comprender cómo es posible tener resultados económicamente positivos con productos y dosis que a su criterio no deberían tener los efectos que venimos observando.
Para comenzar debemos separar los fertilizantes o nutrientes de los bioestimulantes, dado que simplemente los primeros alimentan las plantas y los segundos activan procesos metabólicos en la planta. Sus funciones son totalmente diferentes.
Dentro de esta nueva tendencia en que los científicos tratan de explicar los procesos que afectan los bioestimulantes en la planta, se ha definido claramente que los bioestimulantes ayudan a las plantas a alcanzar, o al menos acercarse, a su máximo rendimiento natural.
En otras palabras, potencian los procesos intrínsecos a las plantas respetando el medio ambiente.En este Tercer Congreso Mundial de la Industria de los Bioestimulantes, la Universidad de Verona, Italia, presentó los resultados de un estudio en el cual investigaron los efectos de aplicaciones de un bioestimulante basado en la hidrólisis de colágeno vacuno, constituido por una mezcla de aminoácidos y péptidos de cadena corta (PROTIFERT LMW).
Lo compararon con la aplicación de un bioestimulante a base solamente de aminoácidos y la aplicación de nitrógeno, tomando como cultivo el maíz, y midiendo el crecimiento de la raíz de las plántulas, relacionado con la expresión del genoma de dichas plantas.
Es decir, midiendo el efecto de los tratamientos a nivel de genes y su expresión en el cultivo.
Sabemos que los hidrolizados proteínicos constituidos por aminoácidos y péptidos tienen los siguientes efectos:
Con resultados del estudio de la Universidad de Verona se puede concluir:
Que la mezcla de aminoácidos y péptidos de cadena corta presenta mayor efecto bioestimulante que la mezcla de solamente aminoácidos y que ambas generan mayor crecimiento en la raíz de las plántulas de maíz.
Por lo tanto, hoy en día nuestra industria se encuentra ampliamente respaldada con estudios que justifican y explican su modo de acción, los efectos a nivel genómico y los resultados a nivel fisiológico y agronómico.
Les compartimos estas excelentes noticias y nos comprometemos a seguir siendo socios estratégicos para sus empresas, con el fin de potenciar el crecimiento de nuestro mercado. ¡Crezcamos juntos!